En estos tiempos donde la velocidad marca nuestros sistemas de vida y donde los estímulos tecnológicos mantienen nuestra atención ocupada, son comunes las quejas y las recriminaciones en las relaciones personales.
Pero cualquier relación afectiva, de trabajo o de negocios puedes tener en cuenta unos mínimos elementos que le permitan sentir al otro que está siendo valorado por ti y que es importante.
Quiero compartir cuatro aspectos sencillos que podrían cambiar contundentemente una relación deteriorada o que tiene el riesgo de ser lesionada:
1. Honra tus compromisos.
Tiene que ver con reconocer tus capacidades de acción para asegurarte de que tus promesas y tus decisiones sean realmente coherentes con lo que dices. En ello también es importante revisar tu emocionalidad. No prometas lo que no puedes cumplir, pues muchas personas lo hacen por salir del paso pero a la larga generan un malestar mayor que termina lesionando la relación, tu autoestima, y tu sensación de libertad.
2. Haz importante en tu relación lo que es importante para el otro.
Muchos sentimientos de malestar en la relación se deben a que solo estamos pensando en nuestro bienestar o gustos propios, y podemos pensar que el otro simplemente tendrá que adaptarse si realmente nos quiere, lo cual suena arrogante. Una relación se construye entre dos personas, ambas con inquietudes diferentes.
Aquí no hablo de renunciar a principios fundamentales, estoy hablando de tener pequeños comportamientos donde le hago sentir al otro que le he escuchado, y que lo que es importante para él o ella, es importante también en la relación y puedo acompañarle a cuidar de esto.
3. Muestra disposición para una conversación abierta y de mutuo feedback.
Es una manera de mostrar que la relación nos interesa y podemos hacer de ella un espacio para el mutuo aprendizaje en el camino de construirnos como mejores seres humanos. Cuando tu ofreces feedback puedes hacerlo de forma amorosa, señalando comportamientos que faciliten entender como te sentirías mas cómodo, diferente a criticar simplemente lo que hace. Cuando tu eres quien recibe el feedback, agradece validando tu interpretación y partiendo de la mejor intención del otro aunque no estés de acuerdo; realiza las preguntas pertinentes para comprender lo que el otro espera de ti y no lo tomes personal. Esta es igualmente una oportunidad de ver cómo el otro te percibe, nadie es perfecto y siempre tenemos opciones de ser mejores.
4. Acepta las ideas nuevas.
Si la conversación inicial no nos permite el punto de acuerdo esperado, recuerda que las conversaciones siempre son una fertilización de ideas nuevas. Nunca hay una conversación que se concluya con punto final si estamos construyendo una relación. Si los puntos de acuerdo están muy distantes, sugiero destinar otro espacio para decantar interpretaciones y retomarlas identificando el propósito común de la relación. Si este es mayor que los intereses particulares, revisar qué lecciones de humildad y de trabajo con el ego tenemos pendientes. Recuerda, no generes la tensión que luego no estarás en capacidad de asumir o que te lleven a un punto de no retorno en la relación.
Finalmente, recuerda que cada situación en nuestras relaciones es una grandiosa oportunidad para observarnos a nosotros mismos, tanto en lo que me gusta como en lo que no me gusta del otro. Los demás son un espejo mágico que te revelará aquello que solo en este instante y con este ser humano puedo llegar a conocer de mí.